Sunday, September 30, 2007

De costa a costa: get your kicks on route 66
I have a dream. ¡Quiero hacer la Ruta 66! De Chicago hasta California, pasando por Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México y Arizona: casi 4.000 km. Hace 69 años se terminó de pavimentar la ruta que se había construido para unir América de costa a costa. Fue durante muchos años una de las principales rutas comerciales de EEUU y aportó prosperidad económica a los pueblos por los que pasaba. Fue testigo de la emigración hacia la industria bélica del oeste durante la 2GM y del incremento del turismo hacia Los Ángeles en los años 50. También fue rito de paso para muchos jóvenes que dedicaban un año antes de entrar en la universidad a conocer su país utilizando el recorrido 66 como hilo conductor. Cuando yo tenía 4 años la Ruta 66 quedó descatalogada. Hoy en día ya quedan pocos tramos de la ruta original, la mayoría en Arizona y California, señalizadas con un letrero: “Historic Route 66”, promovido por las numerosas asociaciones surgidas para preservar esta parte de la cultura de la América profunda. La música, el cine, la literatura y la televisión han contribuido ha aumentar la leyenda alrededor de la Ruta 66: desde la mítica canción “Get your kicks on route 66” compuesta por Bobby Troup que han versionado, entre otros, los mismísimos Rolling Stones; hasta el libro “Las uvas de la ira” con el que John Steinbeck consiguió un Pulitzer. Incluso la peli “Cars” de Disney/Pixar está ambientada en la Ruta 66. Yo sueño con coger un mapa actual de carreteras de EEUU y trazar la ruta myself. Alquilar cualquiera de estos coches americanos y automáticos, al poder ser de color rojo o amarillo. Planear cuidadosamente la banda sonora. Escoger los moteles y gasolineras donde parar a comer tartas y café aguado. El año que viene la ruta cumple 70. Susie Q is missing California… ¿Quién se viene?

Monday, September 24, 2007



Tu cara me suena


Igual que tú, cada día laborable, a la misma hora aproximadamente, casi siempre en el mismo vagón, y siempre en la misma estación, otras personas cogen el metro. Las posibilidades de coincidir son numerosas. A medida que van pasando las semanas, cada vez reconoces más compañeros de metro, y cada vez adivinas más cosas de ellos. Te puedes incluso guiar por los compañeros de metro para saber si vas unos minutos tarde porque no te encuentras a ninguno, o poque te encuentras al que siempre ves cuando vas tarde. Yo tengo identificados a algunos. Ahí van un par: Por un lado está al que yo llamo el doble feo de Beckham. El chico no medirá más de 1,60 m. es rubio teñido y está bastante escuálido. Lleva ropa fashion, aunque no aparentemente de marca, y su rasgo más distintivo son las gafas de sol de cristales claros tipo aviador de la 2ªGM que nunca se quita. Probablemente las lleva para esconder unos ojos oscuros. Siempre permanece en un extremo del vagón, de pie, con pose de modelo. Por otro lado está la chica que me recuerda a Amélie Poulain, aunque quizás no se parece. Lleva el pelo oscuro, media melena lisa, y aunque es algo más alta y corpulenta que Audrey Tautou siempre va sonriendo y leyendo un libro que sujeta con una mano mientras con la otra se agarra a una de las barras para no caerse. Tiene un aire despistado, como ausente, que me hace temer por su bolso. Baja siempre en la misma parada, un par antes que yo. Algún día me los encontraré fuera de este contexto y pensaré: "su cara me suena..."

Sunday, September 16, 2007



"No siempre el que se acerca a la otra persona es el más débil"
Esta frase, de esas de pararte a pensar unos segundos, es la que más me impactó de la obra La nit just abans dels boscos, un monólogo de Bernard-Marie Koltès, que ha dirigido Àlex Rigola para el Lliure. El protagonista es un extranjero que vive en la calle, sin trabajo, sin dinero, sin nadie con quien hablar. En su discurso de una hora y cuarto que van hilvanando 6 actores hay momentos cómicos, como cuando explica cómo le da de beber a su titola en el lavamanos después de mear. En muchas otras ocasiones olvidas que la obra gira alrededor del personaje porque te centras en la historia que acaba contando después de irse e irse por las ramas. El final trágico, desesperado, con los gritos que mandan a toda la sociedad a tomar por culo es conmovedor. Pero esta frase pronunciada casi al principio de la obra recuerda que la soledad es un camino difícil pero a veces también cómodo y poco arriesgado. El extranjero es uno de los que más sufren la soledad y es tan complicado o más padecer ese estado que salir de él. Volviendo a la obra, cada uno de los actores con su voz, con su pose, con su fisonomía diferente, aportan cada vez matices distintos que se van sumando en la persona del extranjero y conformándola. Cuanto más voy, más me doy cuenta de que me gusta el teatro. Foto: Dos estatuas de persona, cara a cara, tamaño natural; en una calle de Londres.

Wednesday, September 05, 2007

Took all winter... to get through the summer...

Ya ha empezado septiembre. Y con él, el trabajo, la rutina, el despertador, los horarios, la ciudad, los problemas... agghhh!!! Pero el verano volverá, sólo faltan 11 meses...

Monday, September 03, 2007



El ciclista se hace el amo de la pista

El 15 de septiembre entra en vigor de verdad (es decir, empiezan a multar) la nueva ordenanza municipal de Barcelona, que afectará sobre todo al colectivo de los ciclistas. El ayuntamiento les prohibirá circular por las aceras de menos de 5 metros, por los carril bus y no podrán atar las bicicletas a los semáforos. (Foto: Bicis aparcadas en el Passatge del Rellotge en Barcelona. BA) Imagino que también multará a los que conducen hablando por el móvil y se saltan los semáforos en rojo, igual que hace con los turismos. Por otro lado el Ayuntamiento ha prometido que antes de finales de año se doblará el número de bicicletas del servicio municipal 'Bicing' de forma que pasarán de las 1.500 actuales a las 3.000 mientras que el número de estaciones pasará de las actuales 96 a 196 a finales de año. Las bicis están de moda (y el ayuntamiento lo sabe).

Sunday, September 02, 2007

Domingueros
Domingueros hay de muchas clases: los que van con la familia, la mascota y todos los trastos necesarios a la playa o a la montaña (según la época del año); los que han dormido 3 horas esa noche y conducen sin reflejos poniendo en peligro al resto; los de misa, los de vermú... Esta mañana me he sentado en una terraza soleada de la Plaza George Orwell a tomar una coca-cola mientras leía el periódico, mi actividad dominguera favorita, y he acabado observando a los que, sentados en las mesas de alrededor, domingueaban también.
Describo: Una pareja de guiris se mete un litro de sangría y otra un poco más allá bebe jarras de medio litro de cerveza como si fuera agua sin gas. Mientras, una alemana charla animadamente en una mezcla de francés, inglés y español con dos señores de aspecto extraño que le acaban de pedir permiso para compartir la mesa con ella. Un mendigo se mantiene al acecho entre las mesas para pedir un cigarrillo a la primera persona que saque el paquete de tabaco. Tres chicas rubias, altas, jóvenes, delgadas y muy guapas se pasean buscando una mesa libre. Parecen salidas de una revista de moda y no pasan desapercibidas para el camarero, que las invita a esperar de pie a que se marche un grupito de gente. Lo hacen, mientras un chico moreno que lleva gafas de sol del mismo tamaño que las suyas calcula si invitarlas a compartir mesa, pero se deciden tarde y finalmente se sientan en una mesa que queda libre. El camarero les toma nota y les sonríe con muchas, muchas ganas. El chico de las gafas de sol se queda solo (y triste) hasta que llega una pareja de amigos.
Esta ha sido mi pequeña mañana de domingo. Pues eso, ¡que vivan los domingos! Foto: todas las mesas de la terraza tenían pegado este cartel.