Recuerdos y dibujos, a ritmo de waltz
Recuerdos
“Recordar, ¿para qué? ¿para restablecer la verdad, la justicia? ¿para liberarse y olvidar?” Svetlana Alexievich, periodista bielorrusa, recoge en su libro, Voces de Chernóbil, el testimonio de supervivientes de la catástrofe nuclear. Uno de ellos explica “los recuerdos son algo frágil, efímero, no se trata de conocimientos precisos sino de conjeturas sobre uno mismo”. En Waltz with Bashir el director y el protagonista son la misma persona, Ari Folman, que intenta rellenar los huecos que hay en su memoria.
La amnesia corresponde a la etapa como soldado en la matanza de palestinos de los campos de refugiados de Sabra y Chatila (Líbano, 1982). Allí murieron más de un millar de personas, casi todos mujeres, ancianos y niños, a manos de falangistas cristianos como venganza tras el asesinato de su líder Bechir Yemayel y con el beneplácito del ejército israelí.
Recuerdos
“Recordar, ¿para qué? ¿para restablecer la verdad, la justicia? ¿para liberarse y olvidar?” Svetlana Alexievich, periodista bielorrusa, recoge en su libro, Voces de Chernóbil, el testimonio de supervivientes de la catástrofe nuclear. Uno de ellos explica “los recuerdos son algo frágil, efímero, no se trata de conocimientos precisos sino de conjeturas sobre uno mismo”. En Waltz with Bashir el director y el protagonista son la misma persona, Ari Folman, que intenta rellenar los huecos que hay en su memoria.
La amnesia corresponde a la etapa como soldado en la matanza de palestinos de los campos de refugiados de Sabra y Chatila (Líbano, 1982). Allí murieron más de un millar de personas, casi todos mujeres, ancianos y niños, a manos de falangistas cristianos como venganza tras el asesinato de su líder Bechir Yemayel y con el beneplácito del ejército israelí.

El documental es una película de animación donde se van desgranando los recuerdos ajenos, los que el director-protagonista va descubriendo en entrevistas con ex compañeros, y que le ayudan a recordar. Los dibujos potencian la sensación de irrealidad, de sueño, de mezcla de imaginación y realidad. Son la forma perfecta de expresión hasta el momento en el que finalmente Folman consigue recordar y los dibujos dan paso en la pantalla a imágenes reales, de archivo, del resultado de la matanza.
Los dibujos además consiguen que te centres más en otros detalles, como la música. Para redondear Waltz with Bashir, la banda sonora, de Max Richter, es una gran combinación de canciones pop e instrumentales que se acoplan a la perfección con las imágenes. Algunas escenas, como la del soldado que enloquece con la metralleta, al ritmo de la música, son brutales.
Mañana la estrenan, un buen plan para el fin-d si, como dicen, va a volver a llover.